domingo, 13 de diciembre de 2009

El Sacerdocio que Cristo nos ha entregado

El término sacerdote, debido a nuestra tradición cultural y religiosa, se asocia a un individuo que sintiendo un llamado de Dios se prepara, se forma y entrega, a la conducción de un credo religioso. A este individuo se le reconoce o asignan características especiales ya sea por el llamado o vocación hacia el servicio a Dios, y por el ejercicio de sus funciones al tener la responsabilidad de guiar y llevar a otros por el camino de la religión, estableciéndose dos situaciones:
a) Se siente al sacerdote como alguien superior al creyente, lejano de alcanzar o imitar.
b) Se otorga a éste la responsabilidad absoluta en cuestiones doctrinarias, asumiendo sus exposiciones, su interpretación o explicación de las escrituras, como verdad sin cuestionamiento.

Estas situaciones se fundamentan en la historia, especialmente del pueblo Hebreo, a través del cual se conoce la elección de un pueblo elegido, donde la divinidad elige y designa el sacerdocio que le servirá. Sin embargo, en la misma Biblia (historia del pueblo israelita) encontramos tres aspectos relacionados con el sacerdocio, que la mayoría de las personas desconocen: un sacerdocio de servicio, un sacerdocio distinto en la línea de Melquisedec y una asignación de sacerdocio entregada a todos sin distinciones.

El sacerdocio de servicio fue el elegido por Dios para realizar su obra en la Tierra, era ejercido por los miembros de la tribu de Leví, con la familia de Aarón a la cabeza (Exodo 28, Numeros 25). Dios señala deberes y derechos a sus sacerdotes: les correspondía custodiar el arca de la alianza, ofrecer sacrificios, recordar a los israelitas la ley y demás beneficios divinos. Se les reconoce la autoridad en la comunicación con Dios y en la recepción de indicaciones y revelaciones (Deuteronomio 27:9-10, Malaquías 2: 7, Ezequiel 44,15-31). Los sacerdotes elegidos por Dios no siempre fueron fieles a su misión y por ello se anuncia un nuevo sacerdocio, o nuevo pacto, sellado con la venida del Cristo, y que él deja como símbolo a través de la consagración del pan y del vino en memoria suya (Jeremías 2:8, Nehemías 13: 23-27, Oseas 4: 4-11, Salmo 110:4, Carta a los Hebreos 5: 1-10, Lucas 22: 19-20)

El Sacerdocio en la línea de Melquisedec, es casi desconocido por la gente, la razón es que la línea sagrada de Melquisedec estuvo oculta durante 19 siglos, situación que fue avisada por Cristo y que también fue revelada al profeta Daniel. Melquisedec aparece por primera vez al patriarca Abrahám (Génesis 14:17-20) y es Pablo, quien hace completa claridad de este sacerdocio (Hebreos Capítulo 7:1-28), señalando que el sacerdocio de servicio, (levítico) no fue capaz de llevar al pueblo la religión perfecta, lo cual explica la existencia de otro sacerdocio, bajo la línea de Melquisedec.

Después de Cristo el ejercicio sacerdotal debía haber sido bajo la línea de Melquisedec, sin embargo esta línea queda resguardada, porque así como el primer sacerdocio, bajo la tribu de Leví, transgredió y se apartó de los mandamientos, también la institución de la comunidad de consagrados legada por Cristo degeneraría y se apartaría de la esencia divina, creando dogmas y leyes humanas bajo las cuales regirse.

El sacerdocio de Melquisedec, es un sacerdocio eterno y celestial, fue restaurado en la Tierra, en 1830, bajo aquello que se conoce como la ‘Dispensación de Restauración’.

Sacerdocio para todos
En el antiguo testamento hay indicios y promesas de considerar un sacerdocio entregado a todos como pueblo escogido de Dios (Exodo 19: 4 – 6) En el Nuevo Testamento, esta condición es confirmada (1 Pedro 2: 3-6, 1 Pedro 2: 9, Apocalipsis 1: 5 – 6, Apocalipsis 5: 8 – 10).

Comprendiendo que con Cristo todos somos Salvos, estamos bajo régimen de Gracia, y su venida establece la potestad a todo individuo para ser sacerdote por medio del bautismo, de consagrarse a él, para obtener sus promesas de inmortalidad y vida eterna. Lo revelado por Pedro, y por Juan en Apocalipsis, deja claro que el sacerdocio no es un privilegio de unos pocos, sino una condición y una bendición entregada por el nuevo pacto que estableció el Hecho de Cristo, lo que nos hace responsables de guiar nuestras vidas bajo el modelo que Cristo dejó.

JESÚS vino una vez, hace dos mil años y encomendó a sus apóstoles difundir la buena nueva, el nuevo pacto; la misión se tergiversó, se confundió, se entenebreció. Hubo anuncios sobre tiempos oscuros y se preservó la esencia espiritual para ser restaurada previo al final de los tiempos. Encontrándonos en Vísperas de la Segunda Venida (la cual ya no será el Jesús hecho varón, sino que se preentará el Cristo Dios en su plena Potestad Divina) los sacerdotes de hoy debemos dar a conocer la esencia verdadera de la primera venida, el Hecho Crístico, el camino hacia la vida eterna. Los Sacerdotes de Cristo tenemos la misma misión que los primeros apóstoles, llevando la Ley a todos los confines de la Tierra.

Por ello esta DISPENSACION DE PAZ forma sacerdotes de Cristo, cuya esencia es el servicio al Reino vivo, individuos entregados a Dios, hombres y mujeres, cuya entrega y devoción permiten su consolidación como seres consagrados capaces de enseñar la Ley de Consagración, explicar las “buenas nuevas”, acercar a la gente al encuentro con Cristo, conocerlo, descubrir índole y dones entregados por Dios, y caminar por el sendero de la santidad, para cumplir con la voluntad del Padre.

Sacerdocio Presbiteriano
EL SACERDOCIO QUE CRISTO NOS ENTREGA

EL SACERDOCIO ES: un Sacramento que ofrece Dios a los Hombres. Un camino sagrado que puede recorrer todo hombre y mujer que se bautiza. Una forma sagrada que proviene de Dios para relacionarse con el Hombre que posee la voluntad de servirle. Es un Don espiritual y no institucional. Es la muerte de lo egótico e individual para que reine en el Ser la Voluntad de Dios y lo Universal. Es acción del Reino entre los Hombres para Plan y Gloria de Dios.Es gradual de acuerdo a la conciencia del Consagrado y se inicia con el servicio a los demás.Nace con el Espíritu y es un Poder Eterno concedido por Dios Creador.

EL SACERDOCIO: se despierta con la Fe y bajo las claves entregadas por JesúsCristo en persona, cuan Sumo Sacerdote Celestial.

EL SACERDOCIO ES: servir al Reino. Es estar en el mundo sin ser del mundo… a través de las herramientas que Cristo nos entrega: la oración, meditación, aquietamiento, contemplación, potenciando el Espíritu… colocando luz al Alma; se manifiesta en el Espíritu de Servicio ya que Sacerdocio es Servicio al Reino entregando a otros, sembrando en aquellos Hombres que buscan a Dios, y que la Fe los llama a buscar algo más que la Iglesia.

EL SACERDOCIO: se construye en la entrega, en el servicio con amor entregando la palabra que nace del Espíritu a través de la Oración con otros, que es inspirado por la Sabiduría del Espíritu. Somos el Templo donde se manifiesta Cristo y el Gobierno del Espíritu Santo.

EL SACERDOCIO: No es un poder mundano, al contrario: es Amor al Reino a través de la Fe; es vivir de acuerdo a la Voluntad de Padre.

EL SACERDOCIO es el único Sello reconocido en el Reino, por el cual se alcanza la santidad en la Tierra y la deidad en los Cielos.